lunes, 20 de junio de 2011

la vida en ahora o nunca, novela de federico franco

La vida en Ahora o Nunca.
Por Hector Amarante

Lo novelesco en Ahora o Nunca, de Federico Franco, esta en la compostura de unos personajes que se aprecian circunstanciales en función de un conflicto que los une y a la vez los separa. Ellos entran en acciones, en diálogos, en realizaciones de eventos, en medio de un estado de conciencia donde las actitudes, parecen no ser tales, sino simples composturas, por eso de que la vida simplemente hay que vivirla.
Lo narrado localiza a un grupo muy particular de personajes que tienen su cultura: dominicanos en el Alto Manhattan, que si no fuera un tipo de cultura superespecial, mas que adquirida conformada en el calor de la inmediatez, la obra literaria no participara con su caudal de atractivo, dentro de un genero que es estructura, forma, categoría, cosa compleja.

El texto concentra particularidades literarias expresivas de las condiciones del novelista para mantener la atención del lector. Y esto, de mantener la atracción del soberano, no debe verse como un lugar común de la critica, pues nunca es simple para un narrador que no tenga condiciones como tal para que el lector siga el hilo sin querer dejar el libro.
El grupo de personajes de esta novela yugula al narrador ya que no se dejan dominar por quien escribe, el que tiene que seguirlos en cada una de sus composturas ante una realidad, si se quiere definir, simplemente domesticas en el sentido de que la casa o la oficina que los cubre y los envuelve les sirve para trazar senderos propios, mediante los cuales se desenvuelven de una manera tan practica como natural, y todo a partir de un evento: un fardo de dinero abandonado en el interior de un vehiculo y encontrado por la pareja de esposos que nutre lo narrado. No deja lugar a dudas que el grupo encierra una especificidad cultural de la cual, para caracterizarlos el novelista, ha tenido que contenerse, abstenerse, dejándolos a su voluntad y en su voluntad de seres desarraigados, desopilados, casi siempre pretendiendo el querer hacer una cosa en conflicto con el poder hacerla.
El sentido de lo unitario sobrepasa la unidad de lo escrito en tanto que en el transcurso de la obra no hay pausa, no hay abismos que separen una historia de otra: solo hay una historia: la de la expectativa de si el botin será reclamado, ello mantiene unido a los esposos, Arsenio y Mercedes, cuyo padre, don Pedro, constituyen los ejes centrales del narratorio en cuanto a personajes, personeros y actantes. Federico, como novelista, introduce, con cierto aire de ironia, a personajes de la vida real, como en el caso del ex alcalce de Nueva York, Guiulliani, asi como a personajes famosos en el entorno, como Ramon Bodden, la congresista boricua Nidia Velazquez, y hasta la ex embajadora Cristina Aguiar.
Al leer esta novela, el lector conocedor del contexto social, urbano, se identificara de inmediato con el autor, con la ciudad, con el distrito, es decir, con la vida común, cotidiana, del Alto Manhattan.
En el desarrollo de la trama, los argumentos se suceden siempre apegados al hilo central estructurado por clientes de una escuela para choferes junto al nucleo familiar. En los parlamentos hay veleidades, referentes de leyendas y mitos, rasgos e ideas cercanos a una suerte de filosofía de vida. La novela participa de lo domestico, de la vida urbana. Nueva York, como urbe, da para todo en cuanto al autor, pero no en cuanto a los personajes, quienes solo ven en el Alto Manhattan la superficial o la profunda dimensión de visiones localistas de la vida en familia en cuyos vientos huracanados de vida no falta, a veces el humor.
El autor refleja un mundo muy conocido: el de una comunidad trasplantada a un Manhattan despiadado para gente que llega procedentes de zonas rurales y barriadas de ciudades dominicanas, y entra en la velocidad de adaptacion a como de lugar a un mundo que supone puede adoptarse. Y se produce la adaptación sin que al frente, a los lados, detrás de ellos, los personajes principales, existan los otros. Valdria aclarar que en esta narración, los personajes están tan sumidos en si mismos que el entorno urbano, la civilización de una urbe como Nueva York, no existe; los seres de este mundo novelesco carecen de sentido para apreciar y es asi, porque sencillamente, representan a una categoría de dominicanos para quienes el Alto Manhattan, sus calles vecinas adonde perviven y subsisten, es todo Nueva York .
En el uso del dominio del idioma no hay grandes dificultades, mucho menos hay lucimiento de técnicas que en algunos casos enriquecen al genero. Federico Franco es novelista; lo es sin las grandes preocupaciones de transgredir la tradición, esa misma que es fuente, que es vuelo, que es joya de oro para el novelista pero a la vez permite que todo autor se sienta, si quiere y puede, sentirse desocupado, en cierto grado, de ella.

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